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El papel de la lengua

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Sólo confirmé, aquella noche de San Hipólito, jugando el papel de lengua entre el conquistador y el vencido, el poder de las palabras cuando las impulsa, como en este caso, la imaginación enemiga, la advertencia implícita en el sesgo crítico del verbo cuando es verdadero, y el conocimiento que yo había adquirido del alma de mi capitán. Hernán Cortés, mezcla deslumbrante de razón y quimera, de voluntad y flaquezas, de escepticismo y de candor fabuloso, de fortuna y mal hado, de gallardía y burlas, de virtud y maldad, pues todo esto fue el hombre de Extremadura y conquistador de México, a quien yo acompañé desde Yucatán hasta la corte de Moctezuma.

Tales son, sin embargo, los poderes de la quimera y la burla, de la maldad y la fortuna cuando no casan bien sino que se confían de las palabras para existir, que la historia del último rey Guatemuz se resolvió, no en el cauce del poder prometido por Cortés, ni en el honor con que se rindió el indio, sino en una comedia cruel, la misma que yo inventé y volví fatal con mis mentiras. El joven emperador fue el rey de burlas, arrastrado sin pies por la carroza del vencedor coronado de nopales y al cabo colgado de cabeza, desde las ramas de una ceiba sagrada, como un animal cazado. Sucedió exactamente lo que yo, mentirosamente, inventé.

Por todo ello no duermo en paz. Las posibilidades incumplidas, las alternativas de la libertad, me quitan el sueño.

La culpable fue una mujer.


(Carlos Fuentes, El naranjo: Las dos orillas)


Jacha Uru

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Jacha uru, en aymara, significa el gran día. Dentro del mundo andino es la esperanza puesta en el futuro. Un futuro sin sufrimiento ni miseria. El día de la liberación de las naciones indígenas americanas. Si bien el término está en aymara, el concepto trasciende nacionalidades y lenguajes para convertirse en bandera conscientizante. El tema es una sikuriada, la cual fue creada por el compositor boliviano Mario Gutiérrez. El texto original , aparentemente, es un viejo canto recopilado por Guamán Poma en su conocido Primer Nueva coronica y buen gobierno. Lastimosamente no existe una traducción exacta del texto, y, de hecho, no he encontrado ninguna en español. Además, los pocos diccionarios o traductores quechua-aymara-español no tienen la gran mayoría de las palabras usadas. Sin embargo, en inglés sí existe una traducción dudosa y he encontrado la traducción de un fragmento que Guamán Poma realiza en su crónica. La sikuriada es interpretada por el grupo Ruphay de Bolivia, el cual fue fundado y dirigido por Mario Gutiérrez hasta su muerte. El canto añorante y la esperanza del futuro son los ejes de esta confortante sikuriada.


Uka jacha uru jutaskiway
amuya sipxañani jutaskiway,
uka jacha uru jutaskiway
amuya sipxañani jutaskiway.

Taspacha llakinacasti
amuya sipxañani tukusiniu,
taspacha llakinacasti
amuya sipxañani tukusiniu.

Tatanas mamanaka
uka jacha uru jutaskiway,
tatanas mamanaka
amuya sipxañani jutaskiway.



Ese gran día está llegando
recordémoslo, está llegando,
ese gran día está llegando
recordémoslo, está llegando.

Debemos estar unidos
para acabar nuestra miseria y dolor,
debemos estar unidos
para acabar nuestra miseria y dolor.

Padres e hijos,
ese gran día está llegando,
padres e hijos,
recordémoslo, está llegando


Sonetos de la tarde

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II

Ingenuamente pones en tu balcón florido
la nota más romántica de esta tarde de lluvia.
Voy a hilar mi nostalgia de sol que se ha dormido
en la seda fragante de tu melena rubia.

Hay un libro de versos en tus manos de luna.
En el libro, un poema que se deshoja en rosas...
Tiendes la vista al cielo... y en tus ojos hay una
devoción infinita para mirar las cosas.

Tiembla en tus labios rojos la emoción de un poema.
Yo, cual viejo neurótico, seguiré con mi tema
en esta tarde enferma de cansancio y de lluvia.

Y siempre, cuando mueran crepúsculos de olvido,
hilaré mi nostalgia de sol que se ha dormido
en la seda fragante de tu melena rubia.


(José María Egas, La senda florida)


Sonetos de la tarde

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I

Despacio... y como atentos a la voz del destino
diluida en el grave son de los campanarios,
íbamos silenciosos por el viejo camino
donde se alzan escuetos árboles milenarios.

Lejos lloraba el ángelus desde la triste ermita.
Se desmayó la hora trémula en el ocaso.
Y tuvieron la angustia de esa tarde infinita
las hojas que caían muertas a nuestro paso.

Ella y yo por la senda triste... La fuente clara
rimaba sonatinas como si fuesen para
nuestro amor, para ella, que tenía en su frente

una vaga dulzura crepuscular dormida ...
Yo le dije un secreto triste como la vida
y ella cerró los ojos melancólicamente ...


(José María Egas, La senda florida)


La historia la escriben los vencedores

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No existen pueblos superiores ni pueblos inferiores. Todos se han balanceado desde el extremo del éxito hasta el del fracaso, desde la iniquidad y la miseria hasta la generosidad y la nobleza. Unos pueblos recogen de otros fatigados la posta del guía hasta que, rendidos a su vez, la entregan al que sigue. Esto no ha terminado. Hay mucho por suceder todavía, a menos que... -te decía que los especialistas son en exceso vulnerables, homo sapiens es ya un especialista, el especialista de la inteligencia y la violencia, poseedor del arma definitiva, el arma de la destrucción final...- a menos que se elimine del globo por propia mano. Pero nos apartamos del tema.


Te decía que la Historia la escriben los vencedores a su antojo y conveniencia y por ello es que nos ha llegado una mentira burda de un Tahuantinsuyo gigantesco deshecho por un puñado de rapaces al otro día de su llegada en un solo golpe de audacia y de crueldad. Y luego como España también fue vencida a su turno, los nuevos vencedores nos quieren endilgar una leyenda negra sobre nuestros tatarabuelos. Pero te digo que no. Ni los unos corderitos mansos marchando hacia el degüello ni los otros perros rabiosos sedientos de sangre. No. Las gentes que participarion en él no fueron peores que las que tomaron parte en cualquier otro de los enfrentamientos entre culturas dispares y de diferente acervo tecnológico. ¡Basta ya de mentiras! Basta ya de leyendas negras.

(Carlos de la Torre Flor. Chaupi punllapi tutaj yarcu, 1983)

Matitas de perejil

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Luego de unas honorosas vacaciones, aunque sea a fin de mes, una entrada de nuestra música. Fue compuesta por Luis Alberto "Potolo" Valencia, miembro del dueto "Benitez - Valencia", uno de los más importantes representantes de la música nacional. Este pasillo lo encontré cantado por Margarita Laso en el programa La hora nacional. La verdad es que tengo pocos datos acerca de su creación o historia. En todo caso, ahí está.

Al rayo del sol dorado
una mañana te vi
te vi que estabas cortando
matitas de perejil, mi guambra

vivo mi vida triste
sin un halago
sin tus ojos ardientes, guambrita
que tanto extraño

amor, amor
amor que se ha de acabar
amor que se ha de acabar
que se acabe de una vez



Sangre ecuatoriana

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Para terminar el mes con el mejor de los ánimos, quisiera compartir el único pasodoble ecuatoriano que he tenido la fortuna de conocer. Tengo la impresión de haberlo escuchado cuando niño en alguna reunión familiar, aunque de ser una impresión no pasa. Sin embargo, es grato y fácil recordarlo pues nuestro país no es realmente fructífero con este género musical. Concretamente, lo conocí por medio de la recopilación de música nacional que hizo el marimbero Pablo Valarezo en su disco Los Ecuatorianos. Este pasodoble ecuatoriano, el más conocido nacional como internacionalmente fue creado por el compositor Julio Cañar, quien fuese oriundo de Baños y que vivió definitivamente en Quito luego de sus estudios en el Conservatorio Nacional. Su nombre: Sangre ecuatoriana. Ventajosamente he encontrado la interpretación del pasodoble hecha por Pablo Valarezo en el año 2006 en un concierto en la Iglesia de la Compañía. Pese a que no es una grabación de estudio, se puede apreciar muy bien. Espero que la disfruten.