Grato es llorar
cuando afligida el alma
no encuentra alivio
a su dolor profundo;
son las lágrimas
jugo misterioso
para calmar
las penas de este mundo.
Con el profuso
aceite de mis lágrimas,
yo ablandaré
el rigor del cruel destino;
lamparilla
ardiente de mis ojos,
no desmayes
jamás en mi camino.
Luz Borja Martínez
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