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Al besar un pétalo

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Este es uno de los pasillos que más me gustan. Y es que en realidad, tengo un recuerdo enraizado desde mi niñez. Siempre en las tardes, después del rompecabezas inconcluso, el meditabundo ajedrez, o el caluroso pimpón, cuando ya cansado me disponía a ver los deberes que tenía, mi abuelito se sentaba frente al piano vertical a tocar varios pasillos; los deberes podían esperar. Me recuerdo siempre de pie junto a él atónitamente viéndolo tocar; evidente es que poco después ya estaba tomando en mi mano uno de los dos candelabros dobles del piano, distrayéndome, perdiéndome en su música, o aburriéndome; no podría mentir, pero sus pasillos, pasacalles, y albazos me acompañaron como principal repertorio en mi infancia. A veces, cuando ponía la partitura transcrita a mano, la leía como si se le hubiese olvidado, como si algún sostenido o acorde faltase; otras, permanecía inmóvil como si tan sólo tuviera la función de rememorar su origen, su ritmo; otras veces no la ponía, quizás sintiéndose seguro de saberla, o de recrearla. Eso sí, siempre lo sentía profundamente al tocarlo.
+ (En realidad confundí la canción para esta entrada; el pasacalle que él tocaba es este.)

Este pasillo fue tocado primero por mi tía en las reuniones, luego se esparció hacia un tío segundo quien también lo tocó a menudo. En todo caso, lo que sí es cierto, es que cuando mi abuelito falleció, el pasillo se archivó por algún tiempo incorruptiblemente; al menos esa es la impresión y recuerdo que yo tengo. Su nombre, como muchísimos pasillos y música nacional, se me escapaba, quedaba solamente grabado por su ritmo y melodía; quizás nunca lo memoricé por mi edad, mi quemeimportismo, o porque nunca hubo un programa de mano de las reuniones familiares, pero siempre se había tocado. Luego, misteriosamente, noté que mi tío, quien lo aprendió o bien de mi tía o de mi tío segundo, había empezado a retocarlo... No me fijé ni el cuándo ni el cómo, sólo un día comprendí que ya se había empezado a tocar nuevamente. Sin preguntarse nada, sin siquiera aún detenerse a pensar si ya se podía tocar; simplemente se había vuelto a tocar.

Finalmente, cuando estuve con mi tío recientemente y lo tocó, recupere su nombre que, en realidad, existía en mi memoria, pero tan distantemente que no lo habría podido enlazar nunca. «Al besar un pétalo», me dijo.« El que tocaba el abuelito». Traté de que no se me olvidase de nuevo, y apenas pude lo busqué. Ahora, cuando lo escucho, recuerdo tantas tardes de mi niñez que a veces me pregunto si las aproveché bien.

El pasillo fue compuesto por el cotacachense Marco Hidrovo Cevallos. La única versión que conozco es instrumental aunque mi madre me ha cantando un precario fragmento del texto pues no lo recuerda. Aparentemente su versión con la poesía se ha dado a conocer muy poco y la poesía es difícil de cantar y de encontrar*. En este video es tocado por Guillermo Rodríguez en la guitarra.





* Actualización: La busqué detenidamente y finalmente la encontré azarosamente en la página de la cantante ecuatoriana María Tejada como única coincidencia. Creo que ha sido el poema más difícil de conseguir hasta el momento.

Al besar tu boca
que es cual rosa de un bello jardín
siento el embeleso
de ese beso en sueño gentil.
Al besar tus labios
como pétalos frangantes
siento que revivo
y sólo vivo para ti.

Tú perfumas mis sueños
con tu amor, por tu corazón
muero de ansiedad;
escucha mis cantares
y mis plegarias
y tú mi anhelo serás.

Tú perfumas mis sueños
con tu amor.
Pon en mi vivir la felicidad,
quiero tenerte junto a mí
por una eternidad…

Quichuismos II

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Después de casi nueve meses de gestación, puedo al fin subir la segunda parte de los quichuismos ecuatorianos. Pese a haber buscado durante un buen tiempo, no encontré la misma cantidad de palabras compuestas que de simples. En todo caso, unido a algunas palabras simples que no constan en la primera parte, aquí está una segunda lista de ecuatorianismos procedentes del quichua.


Amauta: Filósofo inca.
Baño con pilche: Bañarse sin las comodidades del agua caliente por medio del recipiente (pilche).
Carcoso: Del quichua carca y del sufijo español -oso; sucio, que tiene mugre en el cuerpo.
Carihuairazo: Hombre de viento y nieve.
Carishina: Mujer que practica actividades del hombre e ignora el quehacer doméstico.
Catso: Catso, escarabajo.
Chaquiñan: Camino para los pies. Caminos por los cuales pasaba el chasqui hacia su destino.
Chasqui: Mensajero inca.
Chaupipacha: Centro de la tierra. Usado también para referirse al Ecuador.
Chaupicruz: Centro de la Cruz.
Chicha; hacer la ~: Felicitar o estrenar alguna cosa; similar a huasipichay.
China: Mujer, sirvienta de casa.
Chirisique: Niño desnudo o sin calzón (Originalmente, de la unión de chiri: frío y siki: nalga o parte trasera de un objeto).
Choclotanda: Pan de maíz.
Chimborazo: Nieve de los chimbos.
Chugchir: Sobras de cosecha que no se recogen.
Chulquero*: Persona que presta dinero.
Churo: De churu. Caracol. También rizo.
Chuya: Líquido cristalino.
Coshco*: Persona rapada.
Cotopaxi*: Montaña de luz.
Coricancha: Recinto de oro.
Cuchi: Sucio, asqueroso.
Curaca: Cacique o gobernador.
Diablo-Huma: Cabeza del diablo. Hombre que en las fiestas de las cosechas viste una máscara hasta el medio del pecho.
Guacsa; Estar hecho o como ~: Estar distendido o relajado. Guacsa significa lagartija.
Guayllabamba: Llano verde.
Guagua shimi; en ~: Hablar en lenguaje de un guagua (shimi: lengua).
Guato: Cuerda para amarrar algo.
Huasicama: Sirviente. Literalmente, empleado de casa.
Humita: Choclotanda.
Huasipichay: Estrenar una casa. Estrictamente, barrer la casa.
Huasipungo: Puerta de casa. Era usado para referirse a un pedazo de tierra que el patrón daba al indígena.
Hatun ~: Grande, enorme.
Ingapirca: Pared del Inca.
Intiñan: Camino del Inca.
Inti Raymi: Fiesta del Sol.
Locro: Sopa de papa, queso, achiote, y aguacate.
Mapagüira: Manteca sucia.
Mishico: Mishi, gato.
Ñato: Chato, que tiene nariz achatada.
Ñuto: Molido, trizas de algo.
Pampa: Llano.
Pirca: Pared.
Pite: Cosa pequeña, pedacito de algo.
Pucará: Fortaleza.
Pumapungo: Puerta del puma.
Quicuyo: Hierba mala.
Quiñar: Hender.
Rocoto*: Persona fuerte, que no siente o que domina al dolor.
Rumiñahui: Ojo de piedra. El legendario quitu-inca.
Rumicucho: Piedra del rincón.
Sinca; Limpiáte la ~: Nariz.
Tambo: Lugar para hospedarse.
Tomebamba: Llano de cuchillos.
Tripa mishqui: Tripa dulce. Tradicional plato hecho a base de intestinos de res.
Tungurahua: Garganta de fuego.
Vincha: Vincha. Cinta elástica que sujeta el cabello.
Yacu: Yaku, agua. Hoy conocida palabra por el museo.
Yahuarcocha: Laguna de sangre.
Yahuarlocro: Locro hecho a base de cordero y con sangre seca.
Zambo: De zampu, sambo, calabaza.
Zapallo: Sapallo.


Si bien muchas de las palabras compuestas son originarias de nuestra gastronomía o geografía, el poder conocer su etimología nos permite que, llegado el caso, al escuchar una nueva palabra de la cual una parte ya conocemos, seamos capaces de entenderla casi de antemano. Siempre hay cierto misterio al conocer palabras de otro lenguaje, y cuando las volvemos a escuchar -aún siendo compuestas de otras- se activa una suerte de sensor que nos recuerda que ya forma parte de nosotros, que nos pertenece; y eso es lo más interesante del lenguaje.

*: Uso o significado incierto.

Fuentes:
[1] Córdova, Carlos Joaquín. El habla del Ecuador: diccionario de ecuatorianismos. Casa de la Cultura Ecuatoriana. Quito, Ecuador. 2008.
[2] Grimm, Juan María. La lengua quichua: (dialecto de la República del Ecuador). Friburgo de Brisgovia, Alemania. 1896.
[3] Mi madre y su memoria.
[4] Mi corta investigación y memoria.


Boletín y elegía de mitas (cantata escénica)

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La música electroacústica es un campo relativamente nuevo en el Ecuador; La verdad, personalmente, ignoro casi la totalidad de ésta y de la música concreta; lo poco que conozco se lo debo a mi madre y al internet. De a poco se están dando a conocer compositores nacionales y algunas obras internacionales tocadas en La casa de la música o en Las cámaras. En todo caso, dentro de la música electroacústica ecuatoriana, destacan por sobre todo dos nombres: Juan Valdano y Mesías Maiguashca. Valdano, quien es hijo del escritor y académico Juan Valdano Morejón, se ha abierto campo dentro de la música académica nacional de a poco. De hecho, su obra más reciente, "Sinfonía de los elementos", ya fue estrenada por la Orquesta Sinfónica Nacional en el 2008. Es, sin duda, el compositor ecuatoriano residente más prolífero y destacado. Maiguashca, quien estudió con Karlheinz Stockhausen, por su parte, es el compositor ecuatoriano más reconocido internacionalmente aunque lo es poco en el ámbito nacional. De hecho, ha vivido en Alemania gran parte de su vida y buena parte de su obra se ha creado y ejecutado en dicho país europeo. Sus producciones están enteramente vinculadas a la electroacústica y la música académica electrónica. El «Boletín y elegía de mitas» del escritor ecuatoriano César Dávila Andrade fue adaptado por Maiguashca en una cantata escénica. La grabación adjunta es de la presentación realizada en Quito en 2007. En la elegía se cuenta la tristeza y sufrimiento del indio vinculado a la mita. Su muerte. Su muerte y promesa. Me atrevo hasta a decir que es una promesa relacionada al Jacha Uru. El regreso, el gran día.
Adicionalmente al boletín, hay dos vínculos de una página que encontré casualmente. Apararentemente, es la página de la música electroacústica ecuatoriana. El primero es un video de la música electroacústica en el Ecuador, y el segundo es un documento escrito por Juan Esteban Valdano.



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